Sobre números y sumas
















































































Llegamos a Portobelo, el 9 de octubre del 2017.
(((Atención: el siguiente texto ha sido intervenido en marzo del 2019 al reencontrarnos con él. Andaba regocijándose en cuadernos bien guardados temidos de robos. Aclaramos que sólo retocamos la parte del conteo. Actualizando las cifras a la fecha actual. Por lo demás, el relato es fiel a los sentires que nos atravesaban allá por el 2017....recién entrados a la "gran" centroamérica)))
Se nos dió por los números. La magnitud de la aventura ayudada por eso de andar contando.
Sumamos los kilometros recorridos desde que se sintió en la piel "el inicio del viaje".
Contamos los países descubiertos, conquistados... como quien va juntando caracoles al costado del mar, los guarda en una cajita y los convierte en un tesoro propio.
Hemos sumado la cantidad de ciudades, pueblos, comunidades campesinas, originarias....lugares fantasmas que fuimos atravesando este tiempo. ¿Qué tiempo? ¿tienen tiempo el viaje? ¿Cuándo regresan? ¿vuelven? ¿hasta dónde quieren llegar?
Hemos sumado, contado...revivido en la memoria (con mapas en la mano) travesías y andares.
Buscando no caer en lugares comunes, el conteo lo presentamos por las siguientes razones.
-1- Conocer lo recorrido hasta marzo del 2019 en números.
-2- Visualizar (en términos cuanti) la magnitud del proyecto que es "Bandolerxs Culturales".
-3- Establecer relaciones (cuali) entre los datos presentados.
-4- Proponerse nuevas metas.
Viajamos hace más de 4 años.
Hemos descubierto 11 países.
Visitamos más de 240 pueblos, ciudades, comunidades.
Logramos intervenir pedagógica, cultural y artísticamente en más de 50 comunidades.
Dialogamos, aprendimos, compartimos, y crecimos junto a más de 1.500 niños, niñas, jóvenes, mujeres, profesionales, campesinos, comunidades originarias y todxs quienes nos permitieron desplegar alguna de nuestras herramientas, para dar y recibir.
¿Qué nos dicen estos números?
Que caracol camina lento.
Que sus tripulantes no tienen apuro por llegar a ningún lado.
Saben que, cuanto más despacio, atentxs y concentradxs transiten, más propensos estarán a que sigan apareciendo, como hasta ahora, ese lugar donde...
- armar un #ciclodecine
#conversarconmujeressobreempoderamiento y otros temas
#intercambiarconprofesionales de diversas áreas herramientas pedagógicas, artísticas.
- jóvenes con quienes pensar, reflexionar sobre cultura...
o simplemente, una #pareddondepintar un mural...
Siempre se puede ser más descriptivo. No es la finalidad de este escrito. Queríamos compartir cuentas que hace tiempo venimos haciendo. Sumas que nos devuelven las ganas de seguir eligiendo recorrer caminos en busca de...
más #intervencionesartísticas
más #fotografiasparacosechar
más #tejidosparaenredar
#talleresparadialogar
más #kilometrosparasumar
Pd: Bandolerxs Culturales tiene en su página de facebook menos de 850 "Me gusta".
#BandolerxsCulturales tiene otras sumas que lo gratifican más que las virtuales.

De Niñxs Potencia y Celadores Crucifijo

    Andábamos lanzados a las rutas, atravesando las tierras colombianas como deslizándonos por un canal perfecto. Junto a nosotrxs se sucedían los bosques y las sierras. Los peajes nos cortaban el paso a todo momento, pero los esquivábamos con postales a voluntad.  
Desembarcamos luego de días de andar en otra gran ciudad, Bucaramanga.
  
   Entre un cementerio, una feria de flores y la estación de bomberos, nos encontramos preparando el almuerzo dentro del Caracol. Los aromas brotan de sus ventanas, se huele la sazón que se va acumulando a través de las enseñanzas culinarias del camino. Y en esas faenas, como tantas veces sucede, se acercó un hombre a conversar, preguntar, indagar. Al saber de nuestras aventuras nos habló de un edificio frente a nosotros, grande, blanco y despintado, con humedades que se filtraban en distintos rincones. 
Los nombres se pueden decorar de diversos modos, mas era, en definitiva, un espacio de reclusión para menores. Aquellos que el estado construye para hacerse de los niñxs; cuyos progenitores no existen, no están, o no cumplen los requisitos estatales para serlo. 

   Mientras almorzábamos y esperábamos para ducharnos en el Cuartel de Bomberos, veíamos asomados a las ventanas a un ejército de chamaquitos que nos miraban curiosxs. Supimos entonces que allí nos esperaban, de un modo, o de otro. Las gestiones se realizaron, y las puertas con rejas cedieron ante las llaves de los celadores, llaves colgadas de sus cuellos como crucifijos. 
Todo era reja, silbato y portones de hierro. Adentro, un panóptico difuso, con revisiones de pertenencias y responsables por habitación. Castigos y recompensas, gritos, rezos, y silencio en las comidas. 
Ahí entramos, con un proyector, unos pinceles y pinturas bajo el brazo. 

   Lo primero que sentimos fue esa hermosa tensión entre las fuerzas constantes y potentes de la niñez, y el impulso disciplinario. La dominación era una cuestión de momentos, espacios y rincones. Los esfuerzos de los celadores y autoridades lograban encauzar las fuerzas, mas todo el tiempo se podían ver reflujos y desvíos de energía, niñxs que se perdían en los pasillos y se convertían en cerámicas o picaportes, o que corrían en los tejados hechos agua. Luego de ratos eran reencauzados, mientras que otrxs se desviaban a su vez. 
Andar por los rincones del edificio era toparse todo el tiempo con un flujo o reflujo, un poder consolidado, o un desvío perdido entre las sombras de una niñez que sólo clama por atención y más si se puede, risas y abrazos.

  Sumergidos en ese mar, desplegamos. Las potencias eran más caóticas que lo acostumbrado, y costó todo un día comprender algunas fuerzas y luego dialogar entre lxs bandolerxs sobre las estrategias para gambetear y componer adecuadamente con ese territorio.  
Esto brotó luego de los tres días en que nos infiltramos entre paredes húmedas y despintadas, niñxs potencia, y celadores crucifijo.